Perdimos el corazón. Las nuevas generaciones ya no tienen himnos
- Ilean Zúñiga: Texto y Fotografía. Colaboración MVP
- 6 sept 2017
- 3 Min. de lectura
“Las nuevas generaciones ya no tienen himnos”, he escuchado decir a personas cuya juventud quedó atrapada en los noventas y se cierran a las propuestas contemporáneas. “Estas nuevas generaciones ya no tienen una causa por la cual luchar y gritar a los cuatro vientos sus descontentos emocionales o sociales”, he escuchado decir a los disidentes de la actualidad nostálgicos del pasado. “Los jóvenes de ahora ya no emanan frenesí ni le entregan su euforia a la banda que tienen frente a ellos”, he escuchado decir a los acérrimos del “en mis tiempos era mejor”. El pasado domingo esas voces se disolvieron en el aliento de los fervorosos gritos y los puños en el aire de los presentes en el Foro Bizarro. Tungas despidió su último disco "Vamos perdiendo el corazón" entre sudorosos cuerpos que se movían, gritaban y existían al compás de cada canción.

Los originarios de Lindavista han logrado, aunque a los puristas les cueste aceptarlo, crear un fuerte vínculo entre su público y su música generado por la honestidad de sus letras que tocan tanto lo político como lo sentimental sin distinción. Nos viene valiendo si son o no son Punk Rock, escuchar a Tungas es una catarsis dentro del estadio de la juventud pues se han convertido en el referente de bandas independientes que, me atrevo a decir, ya marcaron una generación sin necesidad de recurrir a los medios masivos.
Definir a Tungas en conceptos, me remonta a las palabras: hermandad, unidad, empatía, constancia y pasión. Un grupo de amigos que te hacen sentir parte de su circulo y abrazarlos como si los conocieras de años atrás porque contagian su alegría y su ánimo por comerse el escenario.

La fiesta comenzó y con ella se presentaron los invitados especiales: Días Difíciles, banda de Punk Rock originaria de Coahuila y Camiches de CDMX.


Vamos perdiendo el corazon...
La emoción se hizo presente manifestada en pieles erizadas al comienzo de "Preludio". Las gargantas se desgarraron en el instante en el que " De un tiempo en un lugar, sentada en la arena miraba hacia el mar. Pensaba en naufragar, el barco se inundaba, venía el huracán" comenzó a sonar en la voz de Aldo. Respira y vuelve a navegar, apología al progreso, daba comienzo al repaso del segundo disco de la banda. El orden no cambió "Dicen que estoy muerto": "Ay amor, no tengo nada más que tenis rotos en mi habitacion, navego en un barco sin dirección". Es dificil no sentirse identificado con estas canciones donde el sentir humano es protagonista (amor, desamor, confusión, rebeldía, coraje). Le siguieron "Nuestro propio camino", "Todo es tu culpa", "El ferrocarril", "La estructura sigue intacta" donde contaron con la participación de Ixhel Perez, "Los que creen saber", "Juventud deprimida", "Ilumina mi mundo" y "No hay futuro, no hay solución". Una a una, cada canción se transformó en un escape para las emociones y frustraciones contenidas.


Ni la lluvia pudo detener la despedida de uno de los discos más emblemáticos de la escena actual.
Como extra sonaron: "Retrato de un hombre invisible", "Para siempre" y "Brindemos".
Mi respuesta a esas voces es ¡sí!, las nuevas generaciones sí tenemos himnos. La diferencia radica en la cercanía que tenemos con aquellos quienes escriben canciones que adoptamos como estandarte. Estan hechas de amigos para amigos y no por idolos inalcanzables.
Gracias Aldo, Conrado, Lepo, Javo, Rojas y Negri por hacer las cosas con el corazón.

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